Juguemos
a rozar el cielo con las yemas de los dedos,
a atrevernos a soñar deshilachando los miedos;
tiñamos con acuarela la sangre de nuestras venas,
surquemos juntos el mar donde naufragan las penas;
inventemos un lugar donde no exista la gente,
donde bebamos a sorbos el amor adolescente;
construyamos un castillo donde reine la utopía
y las caricias del sol nos despierten cada día.
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